El inversor debe tener en cuenta, que las emociones pueden llevarnos a tomar decisiones que no favorecen a nuestras inversiones y jugarnos una mala pasada. Aunque no podemos evitarlas, conocerlas puede ayudarnos a mantenerlas a raya.
Nuestras emociones
También llamadas sesgos cognitivos, la psicología de las emociones desempeña un papel fundamental a la hora de invertir. Según la CNMV y su guía Psicología económica para inversores, estos son los sesgos más comunes a los que nos enfrentamos.
- Sesgo de exceso de confianza. Creer que nuestros conocimientos son los adecuados. Sobreestimar nuestras posibles ganancias e infravalorar los riesgos, puede llevarnos a cometer errores.
- Sesgo de ilusión de control. Creer que se pueden controlar los vaivenes del mercado, e intentar asumir un nivel de riesgo mayor al adecuado para nosotros.
- Sesgo de confirmación. Interpretar o buscar información que corrobore lo que nosotros queremos en lugar de buscar información crítica.
- Sesgo de anclaje. Consiste en darle más valor a la información obtenida en primer lugar que a la obtenida posteriormente. Por ejemplo, recordamos solo la rentabilidad de una inversión en un momento y no los riesgos que conlleva.
- Sesgo de autoridad. Sobrevalorar las opiniones de algunas personas por ser quien son sin someterlas a un juicio crítico previo. Así podemos cometer el error de hacer un a inversión solo porque nos lo ha dicho un familiar o un amigo.
- Efecto halo. Tomar como bueno o malo un producto financiero o institución teniendo en cuenta un solo dato, sin tener en cuenta si es adecuado o no a tu perfil de riesgo.
- Prueba social. Invertir donde invierten los demás pensando que es lo correcto, independientemente de si te es favorable o no.
- Descuento hiperbólico. Preferencia por recompensas más pequeñas ahora en lugar de otras más grandes aplazadas en el tiempo. Por ejemplo ante una subida, un inversor puede deshacer una inversión que era a largo plazo para obtener algo de rentabilidad.
- Sesgo de aversión a las pérdidas. Las pérdidas pesan más que las ganancias. Esto explicaría porque hay tanto dinero invertido en depósitos garantizados con rentabilidad casi nula.
- Statu quo. Este sesgo implica que se tome como referencia la situación actual y cualquier cambio de esta situación se perciba como una pérdida.
- Predisposición al optimismo. Ser más optimista que realista.
- Falacia del coste hundido. Este sesgo nos lleva a mantener una inversión que nos está generando pérdidas ante el temor a perder lo invertido.
Aunque nuestras emociones son nuestro principal enemigo a la hora de invertir, no podemos olvidarnos de:
- Las comisiones. Como dice Warren Buffet, “la rentabilidad va y viene pero las comisiones nunca flaquean”. Debes conocer las comisiones que pagas por tus inversiones, ya sean acciones, fondos de inversión… ya que éstas se mantienen independientemente de la rentabilidad obtenida…
Si crees que un 1% o un 2% de comisión anual no es tanto, aquí te dejo un ejemplo:
Supongamos que inviertes 20.000 € en un fondo de inversión con una comisión anual del 1,5%. Si al finalizar el primer año el fondo se mantiene igual, es decir, acaba el año tal y como empezó, habrás perdido un 1,5% o lo que es lo mismo 300€, en solo un año. Imagina lo que ocurriría a largo plazo, si la inversión se mantuviera igual.
Y si tu fondo ganara dinero, es decir, acabara el año con una revalorización del capital, debería obtener una rentabilidad superior al 1,5% para empezar a generar ganancias. O lo que es lo mismo la rentabilidad obtenida se vería mermada en un 1,5%.
Puedes leer este artículo de El Confidencial sobre el tremendo impacto que pueden tener las comisiones en tus inversiones a largo plazo.
2.Ignorancia. Conocemos casos de personas que se lanzan a emprender sin haber hecho los deberes antes, así por ejemplo hay gente que monta un bar sin saber “tirar” una cerveza, o abrir una peluquería en una zona en la que han cerrado otras por falta de clientela… aplicado al mundo de la inversión, no podemos lanzarnos a invertir en acciones si no sabemos lo que implica, o en bienes inmuebles para alquilar sin saber los costes que ello conlleva. La primera inversión debe ser en ti mismo, debes formarte y nunca dejar de aprender, para mejorar tus habilidades y tus conocimientos.
Por ejemplo: Si quieres invertir en bienes inmuebles, evalúa si es o no una buena zona, sondea a cuanto está el alquiler, costes de mantenimiento del inmueble, comunidad… si quieres invertir en un fondo de inversión de gestión activa infórmate sobre la trayectoria del gestor, resultados obtenidos, compara entre diferentes fondos, comisiones…
3. Esperar el momento adecuado para invertir en los mercados. Nadie tiene la bola de cristal ni sabe como van a ir los mercados. Es recomendable invertir periódicamente, sin intentar averiguar la evolución de los mercados, en base al riesgo que estamos dispuestos a asumir. Recuerda que elegir el momento no importa, lo importante es permanecer invertido.
Tras un final de 2018 malo, mucha gente, esperando una posible recesión económica, no ha invertido en 2019 perdiéndose un año muy bueno para la bolsa.
Conclusiones
Resumiendo, estos serían algunos de los antídotos para controlar a nuestros «enemigos»:
- Es importante conocerse a uno mismo y saber el nivel de aversión al riesgo que estás dispuesto a asumir para no entrar en pánico ante la más mínima caída de los mercados.
- Invierte el dinero que no necesites en un período de al menos 5 años, y ten un colchón financiero que te proteja ante los imprevistos.
- Conoce y controla tus emociones a la hora de invertir.
- Adquiere educación financiera para tomar decisiones informadas.
- Analiza los pros y contras de las inversiones a realizar y hacer un seguimiento del producto.
- Limita la confianza en uno mismo y sistematizar la inversión.
«La mente del inversor es su principal enemigo y todo lo que ayude a eliminar el factor emocional de la inversión contribuye sustancialmente a su mejora.» Pablo González
Ser conscientes de estos sesgos nos hará tomar inversiones más meditadas.
Y ahí está una vez más la importancia fundamental de la educación finaciera:
Ciudadanos mejor formados y más libres e independientes conforman sociedades más prósperas!
Coincido contigo Drago, una sociedad formada financieramente será una sociedad más libre.
Saludos
Gracias Amalia!
Tus posts son siempre interesantes, ya sea para aprender sobre comportamientos inversores coherentes, para reconocer condicionamientos educacionales (por supuesto faltos de conocimiento financiero y repletos de miedos) o para reforzar conceptos que a menudo se quedan ahí en una espece de limbo que siempre va estupendamente reactivar. Además de conocer a otras personas que también transitan el camino hacia la independencia financiera.
A razón de los sesgos cognitivos, tuve la oportunidad de conocerlos ampliamente a través de unos audios de Euge Oller, y mi valoración, por si alguien decide profundizar un poco en este tema e investigar, fue positiva.
Tengo que reconocer que llevo un tiempo planteándome detener las aportaciones periódicas para los fondos indexados de gestión pasiva; mi mente loca y liante lleva tiempo dándome sustos y alertas sobre lo que parece ser que se avecina este año (un año más de malos presagios que nadie sabe si se cumplirán); tener presentes estos sesgos contenidos en tu post, dan nueva luz a unos pensamientos que empezaban a retorcerse demasiado.
De nuevo, mil gracias Amalia por compartir tus aprendizajes/experiencias y mucho ánimo para seguir con ello!
Muchas gracias Dani por tus palabras! Me animan a seguir escribiendo contenidos de calidad.
Si te sirve de consuelo NADIE sabe como van a ir los mercados, así que lo mejor es aislarte del ruido y seguir con tu plan, aunque yo creo que eso lo tienes muy claro 😉
Saludos