Si has llegado hasta aquí, hasta ese momento en el que no sabes dónde invertir el dinero “que no necesitas” es porque previamente has hecho los deberes:
1º Has ahorrado. Gastas menos de lo que ingresas, para ello o has aumentado tus ingresos o has reducido tus gastos, pasando por un control de gastos e ingresos.
2º Has preparado un colchón para imprevistos, ese que te permite dormir tranquilo y que es tu margen de maniobra, tu cinturón de seguridad ante cualquier emergencia o un posible cambio de trabajo.
3º Sigues ahorrando por lo que ahora tienes un excedente y estás pensando qué hacer con él.
4º Ahora toca invertir. Quieres que ese dinero crezca, obtener un rendimiento para ese dinero que no necesitas, que es independiente del colchón financiero y que no necesitas en un corto plazo de tiempo.
5º Has adquirido el compromiso de educarte financieramente. Puede que incluso hayas ido a tu banco, o a varios bancos, a preguntar qué te pueden ofrecer por tus ahorros… (“síndrome de Estocolmo Bancario”).